En la India, la sociedad está organizada en torno a un rígido sistema de castas estrechamente ligado a la religión hindú. Cada casta ocupa un lugar determinado dentro de la estructura social y la pertenencia a una u otra marca el estatus de las personas. Se trata de un sistema jerarquizado y perpetuado desde la noche de los tiempos. Aunque oficialmente la Constitución india prohíbe la discriminación por razón de casta desde 1950, en la práctica el cambio es lento. La Fundación trabaja para mejorar las condiciones de vida de las comunidades más desfavorecidas: DÁLITS O INTOCABLES
Se les considera sin casta. Históricamente se les ha condenado a realizar los trabajos más serviles y humillantes de la sociedad. En la India rural, los dálits constituyen una comunidad marginada: su trabajo como jornaleros, escasamente remunerado e irregular, impide su acceso a unas condiciones de vida dignas.
La falta de recursos es acusada, la tasa de personas con discapacidad es bastante elevada, debido tanto a partos difíciles como a enfermedades mal curadas o a matrimonios entre parientes cercanos. En una economía de subsistencia como ésta donde el respeto viene dado por la capacidad de contribuir a la renta familiar, el resultado es que muchísimas personas quedan marginadas y desprovistas de sus derechos más elementales por su condición de discapacitadas.
Vicente Ferrer y Ana Ferrer, se conocen en 1968 en el transcurso de una entrevista. Unidos por un mismo compromiso de lucha por la defensa de los más pobres, se instalan en Anantapur y crean la Fundación Vicente Ferrer. Desde entonces, trabajan codo a codo para construir una sociedad más justa y humanitaria.
Desde 2005, y con el objetivo de dar un mayor impulso al programa de desarrollo, la Fundación Vicente Ferrer está extendiendo su trabajo a los grupos tribales o adivasis (habitantes originarios del subcontinente indio) y a los miembros de la denominada backward cast, gente muy humilde que padece una clara situación de marginalidad y pobreza.
Llevando a cabo un programa de desarrollo integral para el distrito de Anantapur (estado de Andhra Pradesh).
En Anantapur -en la lengua local, “Ciudad del infinito”- no existen conflictos graves sino una carencia extrema y continuada. Después del desierto de Rajasthán, es la segunda zona más árida de la India. Sin embargo, más del 80% de su población depende directamente de la agricultura. Esta paradójica situación tiene graves consecuencias sobre las capas sociales más bajas.
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