lunes, 22 de septiembre de 2008

MARIA SANTOS DIAZ


La etnia lenca vive en los departamentos hondureños de Lempira, Intibucá, La Paz, Comayagua y parte de Cortés, Valle y Francisco Morazán. Sus condiciones de vida, al igual que otras etnias de Honduras y de América Central, son extremadamente precarias.

María Santos Díaz, una incansable mujer de esta etnia, proviene del departamento de Intibucá, situado en la parte más montañosa y alta de Honduras, en la zona centro occidental del país.

María es una mujer que, a pesar de los obstáculos y las carencias que sufrió desde pequeña, se propuso ayudar a las mujeres de su pueblo a organizarse con el fin de valerse por sí mismas.

María nació en Concepción, Intibucá, de padres campesinos. Ahora es la presidenta de la Asociación de Mujeres Microempresarias Lencas, organización que impulsa proyectos de agricultura, floricultura, panadería, artesanías.

Su labor

“Empecé alfabetizando a mis padres y luego a mi comunidad como voluntaria, trabajé lavando ropa y vendiendo tortillas para sobrevivir, siempre estoy pensando en cómo mejorar el nivel de vida y hacer gestiones para poder salir adelante”, comentó la orgullosa galardonada.

María Santos Díaz es una campesina lenca que quizás ni haya escuchado los emotivos discursos contra el hambre y la pobreza que los líderes mundiales pronunciaron durante la Cumbre del Milenio, hace 4 años, y en la que se comprometieron a luchar para que la cantidad de hambrientos en el mundo se redujera a la mitad en 2015. Posiblemente María tampoco sepa que las mismas Naciones Unidas reconocen que esa meta no se va a alcanzar, ya que los países desarrollados no han cumplido con sus promesas de aportar fondos.

Los líderes mundiales de entonces y los actuales tampoco saben de la existencia de María, pero mucho antes de que ellos trazaran los ambiciosos “Objetivos de Desarrollo del milenio”, ella ya estaba en silenciosa, pero impactante guerra contra el hambre y la pobreza. María no se rodeó de expertos, ni tenía un proyecto formal, de esos en los que los gobiernos se gastan millones de dólares, aunque nunca se ponen en práctica. Ni siquiera perdió mucho tiempo en planificaciones. Simple y sencillamente hizo uso del sentido común y se puso manos a la obra.

Los planificadores internacionales y nacionales, los políticos durante las campañas y los expertos en desarrollo repiten hasta el hartazgo que el primer paso en la lucha efectiva contra la pobreza es la educación, aunque en países como el nuestro nunca se hace nada al respecto. María comenzó justo por allí. En su propia casa. “Empecé alfabetizando a mis padres y luego a mi comunidad como voluntaria, trabajé lavando ropa y vendiendo tortillas para sobrevivir, siempre estoy pensando en como mejorar el nivel de vida y hacer gestiones para poder salir adelante”.

Ahora, María Santos Díaz, nacida en Concepción, Intibucá, es presidenta de la Asociación de Mujeres Microempresarias Lencas, que impulsa proyectos de agricultura, floricultura, panadería, artesanías, etc. En otras palabras, no sólo lucha contra su propia pobreza sino que también ayuda a su prójimo. Todo esto a pesar de que le ha tocado mantener a sus cinco hijos y a su esposo enfermo.

La extraordinaria labor de esta mujer campesina nos demuestra que si bien la lucha contra el hambre y la pobreza es un compromiso de la comunidad internacional, el éxito sólo será posible cuando todos sigamos el ejemplo de personas como ella que son capaces de pasar de las palabras a la acción.



http://www.mujereshoy.com/secciones/2509.shtml

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